El primer destino pastoral del P. Eduardo fue como párroco de San Pedro Yepocapa. Llega el 8 de julio de 1970 y pronto supo ganarse a sus gentes a fuerza de sencillez, disponibilidad y afán pastoral. El volcán de Fuego hizo de las suyas y el P. Eduardo experimenta por primera vez la erupcion de cenizas, arena piedra y lava.
En 1972 comienza a colaborar como profesor en el Seminario Mayor de La Asunción y poco tiempo después recibe también el nombramiento de párroco de Chimaltenango.
Estando en esta parroquia tiene lugar el fatídico terremoto del 4 de febrero de 1976. Lo más duro para el párroco de Chimaltenango fue ir a rezar responsos en las fosas comunes que tuvieron que hacerse para enterrar tantos fallecidos. En aquella ocasión -contaba- lloró mucho.
Con mucho ánimo consigue levantar de nuevo la parroquia, siendo la primera en el Altiplano en ser reconstruida. Y llegamos a finales de 1979 o principios de 1980, cuando le comunican de parte del Santo Padre que le ha nombrado Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Guatemala.
Breve e intensa fue la estancia de Mons. Eduardo en Guatemala, ya que el 13 de noviembre de 1982 fue publicado su nombramiento como Obispo Coadjutor de Sololá. Y tres años y medio después, el 5 de abril de 1986, Mons. Eduardo se convierte en el Obispo de Solola, sucediendo a su padre, amigo, pastor y padrino Mons. Angélico Melotto.
To be continued...
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