El progreso
Surge el problemático término “progreso”. La modernidad ha buscado su propio camino guiada por la idea de progreso y de libertad. Pero ¿qué cosa es el progreso? Hoy vemos que el progreso puede ser también destructivo. Por esto debemos reflexionar sobre los criterios que debemos adoptar para que el progreso sea verdaderamente progreso.
Un examen de conciencia
Más allá de los planes financieros, un examen de conciencia global es absolutamente inevitable. Y la Iglesia ha tratado de contribuir a esto con la encíclica “Caritas in veritate”. No da respuestas a todos los problemas. Quiere ser un paso adelante para mirar las cosas desde otro punto de vista, que no sea solamente el de la factibilidad y del suceso, sino desde el punto de vista según el cual existe una normatividad del amor por el prójimo que se orienta a la voluntad de Dios y no solamente a nuestros deseos. En este sentido se debería dar el impulso para que realmente ocurra una transformación de las conciencias.
La verdadera intolerancia
La verdadera amenaza frente a la cual nos encontramos es que la tolerancia sea abolida en nombre de la tolerancia misma. Existe el peligro de que la razón, la llamada razón occidental, sostenga haber finalmente reconocido lo que es justo y proponga así una pretensión de totalidad que es enemiga de la libertad. Creo que es necesario denunciar con fuerza esta amenaza. Ninguno esta obligado a ser cristiano. Pero ninguno debe ser obligado a vivir según la “nueva religión”, como si fuese la única verdadera, vinculante para toda la humanidad.
Mezquitas y burka
Los cristianos son tolerantes y en cuanto tales permiten también a los otros la particular comprensión de sí mismos. Nos alegramos del hecho de que en los países del Golfo árabe (Qatar, Abu Dhabi, Dubai, Kuwait) haya iglesias en las cuales los cristianos puedan celebrar la misa y esperamos que así suceda en todas partes. Por esto es natural que también entre nosotros los musulmanes puedan reunirse en oración en las mezquitas.
En lo referente al burka, no veo razón para una prohibición generalizada. Se dice que algunas mujeres no lo llevan voluntariamente sino que en realidad es una suerte de violencia que se les impone. Está claro que con esto no se puede estar de acuerdo. Pero si lo quieren usar voluntariamente, no veo por qué se le deba impedir hacerlo.
Cristianismo y modernidad
El ser cristiano significa ser algo vivo, moderno, que atraviesa toda la modernidad formándola y plasmándola, y que por tanto en un cierto sentido verdaderamente la abraza. En esto es necesaria una gran lucha espiritual, como he querido mostrar con la reciente institución de un “Pontificio consejo para la nueva evangelización”. Es importante que busquemos vivir y pensar el cristianismo en modo tal que asuma la modernidad buena y justa, y por tanto simultáneamente se aleje y se distinga de la que está convirtiéndose en una anti-religión.
Optimismo
Si se observa con más atención – y es lo que me es posible hacer gracias a las visitas de los obispos de todo el mundo y también en los otros muchos encuentros - se ve que el cristianismo en este momento está desarrollando también una creatividad del todo nueva […] La burocracia está terminada y cansada. Son iniciativas que nacen de dentro, de la alegría de los jóvenes. El cristianismo asumirá quizá un nuevo rostro, quizá también un aspecto cultural diferente. El cristianismo no determina la opinión pública mundial, otros son quienes la guían. Y sin embargo el cristianismo es la fuerza vital sin la cual también las otras cosas no podrían seguir existiendo. Por ello, sobre la base de lo que veo y de lo que llego a hacerme una experiencia personal, soy muy optimista respecto al hecho de que el cristianismo se encuentre frente a una nueva dinámica.
La droga
Muchos obispos, sobre todo los de América latina, me dicen que por donde pasa el camino del cultivo y la del comercio de la droga - y esto ocurre en muchos de aquellos países - es como si un animal monstruoso y malvado extendiese su mano sobre dicho país para arruinar a las personas. Creo que esta serpiente del comercio y del consumo de droga que envuelve el mundo es un poder del cual no siempre llegamos a hacernos una idea adecuada. Destruye a los jóvenes, destruye las familias, lleva a la violencia y amenaza el futuro de enteras naciones. También esta es una terrible responsabilidad de Occidente: tiene necesidad de drogas y así crea países que le proporcionen lo que luego terminará por acabarlos y destruirlos. Ha surgido un hambre de felicidad que no llega a saciarse con lo que hay; y luego se refugia, por decir así, en el paraíso del diablo y destruye completamente al hombre.
En la viña del Señor
En efecto tenía una función directiva, pero no había hecho nada solo y he trabajado siempre en equipo; precisamente como uno de los tantos obreros en la viña del Señor que probablemente ha hecho un trabajo preparatorio, pero al mismo tiempo es uno que no está hecho para ser el primero y para asumirse la responsabilidad de todo. Entendí que junto a los grandes Papas debe haber también pontífices pequeños que dan su contribución. Así que en aquel momento dije lo que sentía verdaderamente […] El Concilio Vaticano II nos ha enseñado, con razón, que para la estructura de la Iglesia la colegialidad es constitutiva; o sea el hecho de que el Papa es el primero en el compartir y no un monarca que toma decisiones en soledad y hace todo él mismo.
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