Aunque fueron solamente unas horas, la presencia de estos signos de la Jornada Mundial de la Juventud, como preparación de este evento para el próximo año, ha permitido que nuestros jóvenes hayan manifestado su amor a Dios, a Jesucristo y a la Santísima Virgen. La cruz, sencilla de madera, nos ha recordado la muerte de Cristo para salvarnos. El cuadro de la Virgen María y del Niño Jesús, la intercesión de María en nuestro favor; es una replica de la imagen de la virgen venerada en la Basilica de Santa María La Mayor cuya advocación es "Salus Poluli Romani" (Protectora del Pueblo Romano) y a quién han acudido muchos pontífices para pedir el favor de Dios. San Juan Pablo II no dudó en ofrecer a los jóvenes la protección de Ella, y a quien además encomendó los frutos espirituales de estas Jornadas. Las actividades se han concentrado en la parroquia de San Francisco de Asís, Tecpán y en la parroquia de la Virgen de la Asunción, Catedral de Sololá. Aunque no todos podrán ir a esta jornada, podemos decir que hemos vivido ya esta experiencia.
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