lunes, 29 de febrero de 2016

HERMOSA CELEBRACION DE ORDENACIONES DIACONALES

En una celebración festiva y devota nos reunimos el dia sabado 27 de febrero para vivir esta gran celebración. La parroquia anfitriona junto con su párroco el P. Celvin, nos prepararon la liturgia dentro de la hermosa iglesia que custodia la imágen del Apóstol peregrino Santiago. Los protagonistas principales fueron los ahora diáconos Elmer, Manuel y Simión, quienes junto a sus padres, familiares y amigos presenciamos su entrega y su disponibilidad de vivir en un total servicio a la Iglesia. Las palabras paternales de Mons. Gonzalo dirigidas principalmente para ellos, hicieron resaltar la grandeza del ministerio diaconal como una "Diaconia fidei" y como un tiempo especial en el que los diáconos, sin descuidar el servicio al altar y a la caridad, aprovechen el tiempo que disponen mientras no se les encarge la administración de los sacramentos propios del presbitero. Ante la disponibilidad del diácono de vivir el celibato como signo de consagración a Cristo, durante toda la vida por causa del Reino de los cielos y para el servicio de Dios y de los hombres, Mons. Gonzalo añadió que esta disponibilidad supone un ofrecerse a Dios, pero que no abarca solamente lo exterior sino que es impulsado y resaltado por la luz de la fe, en una vida totalmente limpia para Dios. Solo en el margen de la fe se encuentra el sentido del celibato; pero además, para el diácono y el sacerdote, le empuja cada vez más hacia Dios, en un ámbito de soledad, es decir, sin vida marital, como consecuencia de su entrega a Dios. Recordó que quebrantar el celibato para quien ha hecho esta promesa, implica una incoherencia grave, lo cual es lógico que le traiga consecuencias para la vida, ya que como promesa también el celibato implica someterse a una normativa o ley que supone obligaciones. En referencia al Evangelio leído, "si el grano de trigo no muere..." hizo un llamado para que todos los que están sujetos a esta norma, aprendamos a entregarnos cada día más a Dios, experimentando nuestra muerte a nosotros mismos, solo así lograremos fructificar para Dios. Propuso como modelo de entrega en el ministerio diaconal a San Francisco de Asís, quien por considerar la grandeza del sacerdocio no se atrevió a recibir el sacramento del orden sacerdotal, aprender de su humildad. Finalizó con estas tres peticiones: vivir en fecundidad para Dios, vivir en servicio a los hermanos y vivir la entrega personal en limpieza de corazón. 
Al final de la Santa Misa se ofreció almuerzo para todos los que participaron en la celebración. Es de agradecer este gran esfuerzo realizado por todos los feligreses de la parroquia.
Mons. Gonzalo, al final de todo, quiso agradecer a algunas personas que estaban presentes por el esfuerzo realizado, especialmente las hermanas que prepararon los alimentos. Gracias a la Parroquia de Santiago Apóstol de Patzicia, gracias por todo. Dios les bendiga. 

















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