Según la prensa libre de hoy “al menos
50 personas muertas, 21 desaparecidas, 150 heridas y más de 17 mil afectadas es
el saldo preliminar del terremoto que ayer, a las 10.35 horas, sacudió nuestro país
y generó la movilización de equipos especiales en rescate hacia San Marcos,
Quetzaltenango, Sololá y Totonicapán”.
El presidente Otto Pérez Molina
declaró tres días de duelo nacional y alerta roja institucional, desde la
Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), para atender la
emergencia en tres fases. Comienza con la búsqueda, rescate y asistencia a las
personas afectadas, seguida del recuento de daños y finalmente la fase de
reconstrucción.
Esta desgracia no nos deja
indiferentes y nos unimos todos nuestros hermanos en la oración y apoyo por su
bienestar. Nuestra fe nos exige auxiliar al necesitado, hagamos, pues, vida la
fe que profesamos: “Hijos míos, no amemos
de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad. En esto conoceremos
que somos de la verdad y tranquilizaremos nuestra conciencia ante El” (1 Jn
3, 18). “En esto hemos conocido lo que es
amor: en que Él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida
por los hermanos. Y si alguno que posee bienes de la tierra, ve a su hermano
padecer necesidad y le cierra el corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor
de Dios?” (1 Jn 3, 16).
Sigo con interés las noticias y espero que todos los conocidos estén bien. Rezo por los fallecidos y mi solidaridad con todos los afectados. Cuenten con mi cercanía y afecto.
ResponderEliminarEn nuestra diócesis nos encontramos bien, aunque algunos de nuestros templos han sufrido una pequeña rajadura. Gracias por sus oraciones P. Angel.
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