Con el corazòn lleno de alegria y con la emociòn hasta las làgrimas hemos vivido, con toda la Iglesia, la Beatificaciòn de Juan Pablo II. Desde las 5:30 am comenzò el ingreso de los fieles a la Plaza de San Pedro, quienes fueron llenando poco a poco la Via della Conciliazione, Castell Sant'Angelo y las calles vecinas. Muchisima gente, al salir de la Vigilia en el Circo Maximo, se dirigiò dormir en los alrededores de San Pedro. Fue una noche unica, en la que se hablaban casi todos los idiomas de la tierra, pero el que predominò, sin duda, fue el polaco.
Estàbamos situados en la Plaza a las 7:00 am. Fue un tiempo aprovechado para leer, rezar, meditar y comer algo antes que la Misa comenzase, prevista para las 10:00 am.
Comenzò puntual, con un sonido perfecto. La Misa pudo seguirse muy bien con los misales impresos para la ocasiòn.
De particular emociòn fue el momento cuando el Papa Benedicto XVI proclamò Beato a Juan Pablo II, se develò su imagen sonriente -como todos lo recordamos- y la plaza explotò en aplausos, se agitaron las innumerables banderas y hubo en todos los presentes muchas làgrimas. Estàbamos rodeados de polacos, quienes aplaudian y movian sus banderas.
Es de notar la piedad que mostraban los polacos mientras seguian la Misa, muchos utilizaban radios con auriculares donde le traducian. En la Consagraciòn todos se arrodillaron, a pesar que habia bastante dificultad de espacio.
En el mundo entero hemos vivido un dia de gracia. Pero de modo especial los que lo hemos vivido aqui en Roma. Por ello, todos los lejanos se han hecho presentes en nuestras oraciones.
Beato Juan Pablo II, ruega por nosotros!
Gracias, P. Luis Enrique, por las fotos, la crónica y la oración ante el nuevo Beato ¡Dios te lo pague y feliz regreso!
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