El día de hoy se ha concluido en Heredia, Costa Rica, la Asamblea Anual del SEDAC. Este es el mensaje cuyo contenido nos marca los lineamientos para vivir, como Iglesia, el inminente Año de la Misericordia:
Mensaje de los Obispos del SEDAC
durante su Asamblea Anual 2015
SECRETARIADO EPISCOPAL DE AMÉRICA
CENTRAL
Los Obispos de Centroamérica nos
hemos reunido en Heredia, Costa Rica, del 23 al 27 de noviembre en el marco de
la Asamblea Anual del Secretariado Episcopal de América Central (SEDAC). Nos
han acompañado el Emmo. Señor Cardenal Sean O’Malley, arzobispo de Boston; Mons
Octavio Ruiz A., Secretario del Pontificio Consejo para la Nueva
Evangelización; Mons. Juan Espinoza, Secretario General del CELAM, y, como
invitado, Mons. Christopher Glancy, Obispo Auxiliar de Belice. Al dirigirnos a
ustedes, “les deseamos la gracia y la paz de parte de nuestro Señor
Jesucristo…” y les compartimos el gozo de nuestro encuentro eclesial, al mismo
tiempo que las preocupaciones y proyectos pastorales que hemos puesto en común.
Fue un momento de gran alegría celebrar, en unión con los representantes de la
religión judía, los 50 años del decreto conciliar Nostra Aetate.
1. El Año Jubilar de la
Misericordia ha constituido el marco central de nuestra asamblea. En las
vísperas del año santo de la Misericordia, a inaugurarse el 8 de diciembre
próximo, cuando se cumplan 50 años de la clausura del Concilio Vaticano II, el
acontecimiento eclesial más importante del siglo 20. Hemos sido informados
ampliamente sobre esta providencial iniciativa del Papa y hemos intercambiado
ideas sobre cómo vivir el jubileo. Este año santo es una puerta de la
misericordia a través de la cual cualquiera podrá experimentar el amor de Dios
que consuela, que perdona y ofrece esperanza. Su lema, “Misericordiosos como el
Padre”, es al mismo tiempo exigente y apasionante. Estamos invitados a
organizar peregrinaciones para expresar la voluntad de encontrarnos con
Jesucristo, la Puerta que nos lleva al Padre. Nos comprometemos a ser nosotros
los primeros peregrinos que atravesarán la Puerta Santa que es el mismo Jesucristo.
En las catedrales de las diócesis y otros lugares tendremos la oportunidad de
ser renovados profundamente por la misericordia del Padre que nunca se cansa de
perdonar.
2. El Papa ha escrito bellísimas
reflexiones en la bula convocatoria “El rostro de la Misericordia”, que les
invitamos a reflexionar atentamente. Será necesario, también, que los
sacerdotes se preparen con sumo cuidado a ser instrumentos de la misericordia
divina sobre todo en el sacramento de la reconciliación o confesión y acojamos
la iniciativa del Papa Francisco de enviar misioneros de la misericordia.
Seamos misericordiosos como el Padre, que tiene una opción preferencial por los
pecadores, y que el año santo de la Misericordia nos lleve a tomar en serio las
obras de misericordia espirituales y corporales, ya que sólo de esta manera la
Iglesia de Jesús tendrá credibilidad.
3. Hemos compartido también las
alegrías y preocupaciones de la realidad de nuestros pueblos en Centroamérica
marcada por un esperanzador nuevo momento político y social en Guatemala y en
general por un aumento de la conciencia social y política en todos los países,
a la par de los problemas de la violencia, la corrupción y la inequidad social
y económica, que no son nuevos. Nos hemos alegrado de ver los compromisos en
los diversos países a favor de la salud, los derechos humanos y la educación
llevados a cabo por obras de la Iglesia. Nos ha preocupado la situación de los
migrantes cubanos en espera de poder continuar su camino hacia estados unidos y
ahora estacionados en Costa Rica. Hemos escuchado también datos de la realidad
de la Iglesia en Belice.
4. En solidaridad con nuestros
hermanos Obispos de Costa Rica, enviamos una carta a la reunión de Cancilleres
de la región, invitando a solucionar la problemática de los migrantes cubanos a
través del diálogo y la sensibilidad ante la difícil situación de los mismos.
Sabemos que la migración es una realidad dolorosa en nuestra región, con
efectos negativos de cara a la dignidad y respeto a las personas, las que, en
su camino, se ven expuestas a las redes criminales que abusan y se aprovechan
de ellas. Reconocemos el esfuerzo de la Iglesia costarricense al prestar sus
locales como albergues y atender a los migrantes. Oramos para que la situación
se solucione por la vía diplomática del diálogo y la paz, conscientes de que el
problema no es solamente costarricense sino regional y, por lo tanto, pide una
solución regional. Hemos escuchado la palabra del Papa en Kenia: “violencia,
conflictos y terrorismo nacen de la pobreza y la frustración” (25/XI/2015).
5. Hemos reflexionado sobre temas
de nuestra Iglesia, como es el de la prevención y atención a los casos de
“abusos sexuales de menores” por parte de clérigos, que requieren nuestro
compromiso y que se ve reflejado en los Protocolos que ya existen en las
distintas Conferencias Episcopales en orden a atender la situación. Debemos ser
ser una Iglesia evangelizadora y sanadora, que acoja y opte por los pobres, los
pequeños y los más débiles, animados por el magisterio y el ejemplo del Papa
Francisco.
6. Hemos hecho memoria del Sínodo
sobre “la vocación y la misión de la familia en el la Iglesia y en el mundo”,
convocado por el Papa Francisco y celebrado en el mes de octubre pasado. Este
Sínodo ha sido un momento importante para la Iglesia Universal. Ha ofrecido a
los Obispos del mundo la oportunidad de reunirse con el Papa, para rezar,
reflexionar y discernir sobre las situaciones difíciles, los anhelos y las
esperanzas de las familias a la luz del Plan de Dios, ya que, en palabras del
Papa, “La familia es el sueño de Dios para su creación”. El sínodo nos ha
invitado a los pastores a una escucha permanente de la familia en las
situaciones concretas y en los contextos culturales, en la formación,
acompañamiento y discernimiento en la pastoral familiar.
7. En el contexto del Año
Jubilar, nos sentimos animados por la presentación del tema sobre la nueva
evangelización, a la que nos invita el Pontificio Consejo en sintonía con la
voluntad del Papa de ser una iglesia en salida, como lo ha recogido el CELAM en
su nuevo plan global.
8. Al final del año de la vida
consagrada, reconocemos la misión de la vida consagrada y animamos su trabajo
generoso y comprometido con los más pequeños en nuestras Iglesias particulares.
9. Consideramos muy importante la
atención a los jóvenes que se preparan para la celebración del encuentro
mundial de la Juventud en el 2016.
Ponemos en manos de nuestra
Señora de los Ángeles y del Beato Mártir Arnulfo Romero el compromiso
evangelizador de la iglesia que peregrina en Centroamérica.
Mons. José Domingo Ulloa
Presidente del SEDAC
Mons. Pablo Varela Server
Secretario General del SEDAC